viernes, 7 de junio de 2013


El Último Caso – Epilogo


¿Porqué deberían comprender que él puede comunicarse con su ser amado?
¿Porqué deberían entender que él  visualiza lo que relata a viva voz?: La manera en que su amada muerde y descuartiza pedazo a pedazo a quien le quitó su vida, su pareja, su hijo, las ilusiones, todo…
Por eso, porque no encaja en sus mentes él está donde está y continuará allí; deambulando por parques y jardines, entre momentos de extrema lucidez y otros paradigmáticos; para mentes lineales…
En tanto Valentino crece y sorprende por su lucidez, por su capacidad analítica, por su percepción.  Seguramente será una persona muy especial. Es una cuestión de tiempos, habrá que esperar, valdrá la pena conocerlo…



                                                                       Peregrino

viernes, 31 de mayo de 2013

Caso Cerrado





El sentido de culpa y la serie de tragedias no lo dejan en paz, no puede conciliar el sueño.  Se pierde en la embriaguez una y otra vez huyendo de la realidad que lo asfixia.  Solo Valentino y una poderosa sed de venganza logran mantenerlo con vida.
Su hijo evoluciona bien, comienza a comunicarse y dar muestras de poseer un nivel de inteligencia poco usual. La terapeuta le había dicho que esto sucedía a veces con chicos con síndromes de los del tipo que estaba sufriendo Valentino.
Precisa liberarse de esa necesidad imperiosa de venganza que lo acosa y dedicarse por completo a su hijo, no lo logra.  Hace tiempo que no trabaja y los ingresos escasean, decide entonces, poner en venta la casa de fin de semana; esto le permitirá  tener dinero suficiente para cumplir su cometido, ordenarse y volver a la actividad.
Vuelve a buscar en el alcohol el estado de inconciencia necesaria para llevar a cabo la elucubración de un plan macabro, algo que, en otro estado no le resultaría posible.  Arma paso a paso cada detalle.
Deja a Valentino en la sesión de terapia y va en busca de los elementos que necesita: Se detiene en una pinturería donde compra un aerosol blanco.  Luego pasa por una ferretería y pide un destapa cañerías, haciendo la salvedad que no debe afectar cañerías de plástico.  Sabe que bajo el nombre comercial vendrá lo que busca: soda cáustica.  Se detiene en una jardinería en busca de un potente veneno líquido para hormigas, verifica en el rotulo que contenga el neurotóxico que precisa… Compra, por último, en una farmacia; una jeringa para insulina.
La próxima sesión de terapia de Valentino será el momento preciso para comenzar a ejecutar lo planeado, para ello necesitará demorar a Gerez. Ya verá…
Llega el día, tiene todo los elementos en el baúl de su auto. Carga a Jack con la excusa de acompañar a Valentino en el trayecto.  Deja a su hijo y se dirige al estacionamiento para profesores de la facultad.
Ubica el auto de Ignacio, detiene el suyo detrás para que le haga de cortina.  Mira a su alrededor: perfectamente desierto, es hora de clases.  Introduce un trapo en el escape y lo empuja con el bastón, esto impedirá que el vehículo arranque. 
Inicia la segunda parte: Se coloca un gorro y un largo sobretodo, carga lo comprado en los bolsillos interiores. Estaciona a una cuadra del departamento.  Es hora de colocarse los lentes oscuros, ponerle la correa a Jack y utilizar el bastón, blanco, por supuesto…
Los lentes no le impiden ver perfectamente, apura un poco el paso al ver que alguien está a punto de entrar al edificio.  Le facilitan el ingreso ¡¿Quién  no lo haría por un pobre ciego con un lazarillo…?!
Lo acompañan hasta el ascensor y le preguntan el piso:
-Séptimo, por favor Responde…
Una vez sólo digita el quinto, que es su destino real.
Ingresa al departamento, quita sus lentes, busca los elementos en los bolsillos interiores de su enorme sobretodo y procura actuar con rapidez:
Va al baño, carga la jeringa con una muy pequeña dosis del veneno neurotóxico y lo inocula lentamente en el contenido del envase de dentífrico.  La dosis es tan pequeña que, seguramente, solo notará un pequeño cambio de sabor.  Conociendo su rutina, sabe que inmediatamente después irá a colocarse el colirio. Reemplaza, entonces,  el contenido de las gotas para los ojos que Ignacio utiliza todas las noches por la soda cáustica. Es perfectamente transparente y no daña el plástico; imposible de reconocer.
Seguramente la automaticidad con la que ejecuta esta rutina hará que se instile el segundo ojo antes que comience a tener síntomas en el primero…
Mira su reloj, no queda más tiempo, debe ir por su hijo.  Busca a Jack, lo ve agazapado, olfateando y rascando la puerta de uno de los cajones del mueble bajo mesada.  Lo abre, Jack desespera, revuelve cepillos, pomadas, gamuzas y entre ellos… el recorte del vestido de novia…
Enloquece y enfurece aún más, piensa por un instante en quedarse y ejecutarlo con sus manos… No comprende semejante grado de locura, de irracionalidad… ¡si hasta es indignante el sitio donde guardó su trofeo!!!
Vuelve en sí, el plan ya está en marcha, debe ir por su hijo. Volverá, días después, a comprobar la falta de visión y las dificultades de motricidad que debería haber provocado la dosis del veneno.  Será la hora, entonces, de iniciar la otra etapa: Cruzarlo una y mil veces, tantas como la diversidad de personajes que sea capaz de crear, para susurrarle, al pasar; el nombre de su amada…
Luca finalizará su parte del trabajo cuando Ignacio comprenda que no será posible continuar viviendo de esta manera. Claudia y la eternidad harán el resto…


                                                             Peregrino

jueves, 30 de mayo de 2013

A horas de un nuevo final...



Mañana conoceremos de que manera Luca comienza a llevar a cabo su venganza y como recibe ayuda, inesperadamente, de otro personaje de esta saga...

                                                                                      Peregrino

viernes, 24 de mayo de 2013

Comprobando la culpabilidad






Son demasiados golpes, pasa de la depresión a la indignación; su rencor aumenta al ritmo de las palpitaciones del corazón que parece a punto de estallar. Siente, como nunca, la necesidad de justicia.
Planifica una visita al departamento de Ignacio.  Averigua los horarios en los que trabaja en la facultad y se dirige al lugar durante su ausencia.  Tiene  las llaves del mismo y la esperanza de que no haya cambiado las cerraduras.
Prepara cuidadosamente la puesta en escena. Tiñe su pelo, viste un mameluco con restos de pintura y porta una escalera desplegable, rodillo y  pintura. No necesita utilizar la llave de acceso al lobby, nunca falta una persona gentil dispuesta a facilitarle el acceso a un pobre pintor con ambas manos ocupadas…
La llave de acceso al departamento no funciona. No será un impedimento, por precaución había llevado esas especiales, cortadas de un lado que facilitan los accesos difíciles.
Ingresa y es avasallado por viejos recuerdos, se sobrepone de inmediato, sabe que tiene que cumplir su objetivo lo más pronto posible.
Conoce a la perfección cada espacio, sabe cuales son los destinados a ocultar objetos.  Desarma el taparrollos de la ventana, caen algunos dólares y euros y también un folleto de vestidos de novia…
Cae de cuclillas, abatido y terriblemente mortificado por una realidad que está siendo especialmente cruel con el, que lo vuelve a castigar una vez más, que lo hace sentirse culpable; terriblemente culpable.
Vuelve todo cuidadosamente a su lugar. Sabe que no tiene pruebas suficientes para incriminarlo. Además habría que reabrir un caso que ha sido dado como causa cerrada. En el poco tiempo que queda busca, sin éxito,  el arma asesina.  
Se convence que no hacen falta más pruebas: Ignacio es zurdo, tiene la estatura y envergadura suficiente como para haber realizado el corte tal como fue hecho, el folleto con la foto del modelo que lucia Claudia, la actitud de Valentino, su antigua relación…
No comprende como se puede pasar del amor al odio, no entiende y no logrará hacerlo; por eso se concentra en los hechos, en pensar como hará justicia por su amada.
Regresa a su hogar  estando al borde de sus fuerzas y del estado racional normal...  Va en busca de ese alcohol que es cada vez más frecuente y abundante convencido que la embriaguez le permitirá elaborar el acto de venganza que precisa, uno que pueda ir ejecutándose tanto, o más lentamente, que la agonía de Claudia…


                                                             Peregrino


viernes, 17 de mayo de 2013

Recuperando la libertad




Después de tres años de un padecimiento cotidiano, Luca recibe una noticia que le renueva la esperanza: el juez que lo condenó a prisión le otorga la posibilidad de comenzar con las salidas transitorias. Los días de momentánea libertad se convierten en el oxígeno que necesita para recuperar lo que más le importa en la vida: su hijo.
Valentino a duras penas emitía sonidos y permanecía encerrado en un mutismo lacerante. Era una criatura preciosa que sin embargo vivía con la mirada perdida y el espanto dibujado en la cara. Luca  desesperaba y esa misma ansiedad conspiraba contra la posible recuperación del chico.  Atormentado, requirió los servicios de una fonoaudióloga que lo fue guiando para procurar rescatarlo de su aislamiento y recobrar el habla.
Una tarde, mientras preparaba la merienda, una idea se instaló en su mente. Reconstruyendo la escena del crimen de Claudia concluyó que el asesino de su mujer posiblemente podía tener un vínculo con la familia. Quizás si estimulaba la imaginación y apelaba al sentido común podría obtener alguna respuesta que lo aproximara a la verdad. A partir de ese día, cada vez que compartía con su hijo los fines de semana, se sentaba en la sala y juntos elaboraban un enorme collage compuesto por fotografías personales.
Decenas de emociones se arremolinaban dentro de su alma. Pasaba de la ternura al desconsuelo en pocos segundos y se le estrujaba el corazón al ver el final que había tenido su historia de amor con Claudia. Un desenlace abrupto, feroz, trágico.
Como una película animada, las fotos evocaban momentos de un pasado que nunca iba a regresar. Valentino con la boca manchada de chocolate, Claudia dormida en el sofá aferrada a un libro que no lograba reconocer, él mismo disfrazado de pirata en el jardín de infantes, retratos antiguos de sus padres; y de pronto en medio de aquel universo entrañable, el fantasma de una presencia inesperada y amarga. Un personaje que no tenía cabida en la nueva historia que habían emprendido con su mujer y su hijo.
Entonces sucedió lo impensado, algo por lo que había luchado los últimos meses y nunca había logrado. Valentino le sujetó el brazo con desesperación y su pequeño cuerpo, que en apariencia estaba paralizado, comenzó a temblar como las ramas de un árbol desprovisto de hojas.
Las pupilas dilatadas de su hijo permanecían inmóviles y observaban, con un gesto inconfundible de espanto, la fotografía que no debía estar en aquel lugar. Luca sintió que la sangre corría por sus venas a una velocidad inusitada y que los latidos se incrementaban hasta hacerle doler el pecho. Abrazó al pequeño y cerró los ojos, se negaba a volver a ver aquella lóbrega estampa.
Sobre la alfombra y como una siniestra paradoja, la imagen de Ignacio lo observaba desde una fotografía en blanco y negro.

                                                          Bee Borjas

viernes, 10 de mayo de 2013

Las primeras hipótesis





El hielo permanecía inmutable ante el paso de la bebida que no lograba durar más de un giro irregular impulsado por el pulso tembloroso de Luca. El contenido de la botella llegaba a su fin y el estado consciente también.  Se entremezclaban imágenes y situaciones, ideas y elucubraciones detrás de la búsqueda obsesiva de una respuesta, un culpable. 
De pronto se habrían las enormes puertas de la iglesia y aparecía, resplandeciente luciendo su vestido de novia de la mano de su padre ¿su padre…? ¡Pero si estaba muerto…!!!!! 
Hubiera querido seguir soñando, pero no; esa máquina mezcla de odio rencor y desesperanza no se detenía.  Un fuerte rayo de luz lo había sacudido sacándolo de ese letargo en que lo había sumido el alcohol, precisaba quitarse esa terrible resaca.  Recurriría a algunas tazas de café negro y aspirinas.
Había aparecido en su mente Demian, el ex novio de Claudia, ese que la engañara cruelmente; el que le había hecho descreer en el amor.  Debería investigarlo, saber si había formado pareja… Pero no, ¿qué rencor o motivo podría tener él para con Claudia…?
Prostitución, drogas, tráfico de órganos, mafias policiales, secuestro de niños y mujeres.  ¿Por donde empezar?
Estaba convencido de haber protegido adecuadamente a Claudia en el caso de prostitución. En definitiva solo tuvo contacto con  “La Turca” con la que se había relacionado bien. En el de tráfico de órganos  habían llegado sólo hasta la primer célula.  No creía que el médico y la enfermera tuvieran la suficiente capacidad de acción como para averiguar su identidad y poder ubicarlos.  ¿Pero y si le habían pasado los datos a la organización y esta decidió cobrarse la desarticulación del “negocio”…?  Era una posibilidad.
También estaban los casos en los que pudiera haber estado vinculado Franchini.  Allí el espectro se ampliaba demasiado: a toda la actividad profesional y personal del Comisario cuya vida había transcurrido por el camino criminal y mafioso.
¿Y Hernán…? No necesariamente él, ¿pero y todos los que estaban involucrados en sus actividades, los que se vieron afectados por su encarcelamiento en el que había colaborado activamente su hermana? Allí también la situación se ampliaba tanto que era prácticamente imposible establecer una línea de investigación…
No importa, debe seguir trabajando, los tiempos se acortan, va camino a su juzgamiento y sabe que, desde la prisión que se aproxima, será muy poco lo que podrá hacer…
No puede pensar, precisa algo; la botella está vacía… Sale a comprar otra convencido que el mareo de la embriaguez lo ayudará a pensar sin condicionamientos…

                                                               Peregrino

viernes, 3 de mayo de 2013

Desde la Cárcel





El juicio se convierte en una tortura inhumana, no sólo le produce nauseas el ser considerado autor material del crimen de la mujer que ama, sino que tiene que soportar ver las fotos de ella, laxa y desangrada sobre el piso. Parece una muñeca de cera. Podría fácilmente tirar su cordura por el abismo que lo acecha y pensar que la foto le muestra un modelo a escala de la que le devolvió cierta paz a su vida, ella seguramente está en la casa, impaciente, esperándolo con una taza de café en la mano. ¿Por qué no lo dejan salir? ¿Es que nadie comprende que ella podría asustarse ante su ausencia?
La mirada de Valentino en una de las visitas lo obliga a regresar a la realidad, a no esconderse tras un halo de fantasía, sería más fácil vivir en la locura, pero el niño y su carita triste, su boca enmudecida y ese pecho tan frágil necesitan de él. Al verlo siente que emerge, que debe soportar el dolor, la agonía y sobreponerse, es hora de renacer: su hijo lo necesita.
La abogada le sugiere negociar una condena, todas las pruebas apuntan a él, el juicio podría tener un resultado desfavorable, pero Luca no puede, ni siquiera en sueños, admitir algo que no pudo haber hecho. Se niega. Se niega rotundamente. Alguien tiene que creerle, él no podría haberla matado… ¡ÉL LA AMABA!
El resultado es una trompada en la boca del estómago. Cuando escucha la condena siente por un momento que por fin el mundo a comenzado a colapsar, que una gruesa grieta se abrirá bajo los pies y lo tragará llevándolo directo a un mar de lava, llora por un momento y logra recuperar la compostura. Mira a su alrededor, es una suerte que Valentino no estuviera presente ante su momento de debilidad, nada acaba, es más: todo está a un paso de recomenzar.
Siete años de prisión por homicidio culposo, esa es la realidad. Hay un asesino suelto, una mujer muerta que aguarda ser vengada. Una mujer que en otra vida supo amarlo, una mujer a la que prefiere no recordar.
El lugar al que es obligado a hundirse lo golpea diariamente. Es un hombre duro pero la prisión es una antesala al infierno. Si la vida no te ha dejado revolcándote en la locura… ese lugar logrará hacerlo.
Tiene que acostumbrarse a convivir con la agresividad gratuita, la falta de higiene, el derrumbe síquico de sus propios compañeros.
Las visitas de su hijo lo mantienen a flote. Cuando lo ve, lo toma de las manos y todo vuelve a tener sentido, la vida está destinada a ayudar a que su hijo vuelva a ser un niño normal, que vuelva a hablar, a comunicarse con todos los demás y con él, ¡con él!, que pueda decirle algo de lo que pasó ese día, que le de un atisbo de quien podría haberle quitado una parte de su vida. Luca está sometido a un cambio profundo, una negra sed de venganza se cocina dentro. Luca está cambiando, hay un hombre rabioso que se gesta y abrirá el canal de parto para partir desafiante el día de su liberación.
Tiene que vengar la muerte de su amada, el sufrimiento de su hijo y su lenta agonía.

viernes, 26 de abril de 2013

Perdiendo la libertad





El cadáver de Claudia es derivado a la morque judicial, en tanto, Luca es arrestado preventivamente.
Totalmente solo y sin siquiera poder comunicarse con su hijo, que adoptó una conducta autista desde la tragedia; se apoya en Carla.
Piensa, por un instante, en recurrir a Gerez. No lo hará, esa es una etapa totalmente superada a la que no quiere regresar.
No puede contar con los parientes directos de su esposa: Nidia internada en un neuropsiquiátrico no llegaría  a comprender cabalmente lo sucedido.  Su hermano, Carlos, está  afectado. Su vida se transformó en una sucesión de tragedias. Desde el asesinato, por error, de su propio padre hasta esta pérdida violenta y sin razón de su hermana. Luego la cárcel acabaría con lo poco rescatable que pudiera quedar de él.
Medita y reflexiona. Cuestiona su vida dedicada por completo al trabajo y a su profesión, a la defensa quijotesca de la justicia que ahora está camino a condenarlo injustamente. Una actividad que le generó un sinnúmero de enemigos y muy pocos amigos… Se pregunta que hubiera pasado si el vuelo no se hubiera demorado, si hubiera regresado un día antes…
En principio, todo parece culparlo. Por intermedio de  Carla recurre a  Roxana, la mejor abogada en derecho penal que conoce.
Sorpresivamente viene a visitarlo el comisario Quiroz.  No termina de asombrarse por la actitud amigable que presenta ofreciéndole su ayuda.
Le cuesta creer que un antiguo adversario pueda colocarse de su lado. No obstante, y presionado por las circunstancias, le pide que le consiga los resultados de la autopsia.  Al retirarse le dejan la puerta de la celda abierta, queda así toda la noche, es un gesto que alivia su pesadumbre.
Su abogada interpone un recurso y logra la excarcelación hasta el juicio.
Procura enfocarse en Valentino, que continua sin hablar.  Sabe que tendrá que postergar indefinidamente el hacerle saber su condición de hijo adoptivo. Lo busca , lo acompaña; le habla sin esperar respuesta pero con la firme convicción en que no dejará de hacerlo. Lo sienta a su lado, acaricia su liso cabello negro, peina ese flequillo rebelde que oculta sus ojos. Lo mira procurando establecer, al menos, un contacto visual. Valentino lo esquiva, no es posible establecer ninguna conexión…
Reconoce la necesidad de asistencia profesional, por ello decide recurrir a Florencia, una Psicóloga ex compañera de cátedra.

                                                             Peregrino

viernes, 19 de abril de 2013

Recolectando evidencia




La casa está en orden, no hay ningún signo de violencia lo que indica que  Claudia fue tomada por sorpresa o conocía a su atacante.
Con esfuerzo, trata de superar su dolor y estupor y comienza a analizar el sitio. En principio, teniendo en cuenta la última comunicación telefónica,  podría asegurar que hasta las siete de la mañana todo debería haber estado en orden.  El  fallecimiento  se había producido a las a las nueve y cuarto.  Claudia tiene colocado el vestido de novia sobre su ropa: una blusa y un  jean. No hay ningún signo de lucha, se pregunta como el agresor pudo haberlo logrado  sin ningún tipo de resistencia. No encuentra respuesta.
El corte en el cuello es sobre el lado izquierdo y ascendente: eso le indica que fue realizado por una persona zurda y de mayor altura.  Es parejo y profundo lo que le sugiere que fue hecho con un elemento muy afilado, quizá un bisturí.  También ve que, llamativamente, el vestido tiene un pequeño corte rectangular: le falta ese pedazo.  Como si  el asesino, hubiera querido llevarse parte de él.  Busca una tijera y hace un recorte externo del corte; de esta manera tendrá la muestra de la tela y también un elemento para armar, tal como un rompecabezas; completándola con la que se habría llevado el autor del crimen.
Un periódico tirado sobre el piso, que en su primera plana anuncia la condena a un comerciante y un custodio por el homicidio de dos personas en medio de los saqueos ocurridos el 19 y 20 de diciembre de 2001, muestra los rastros de una pisada.  Retira esta hoja, la dobla y la guarda para sí.  Esta seguro de poder darle mejor uso que los investigadores que intervendrán en el caso.
Jack lloriquea y aúlla en el dormitorio rascando la puerta del placard.  Se acerca,  abre y no puede creer lo que encuentra: Valentino acurrucado, sollozando profundamente, vestido con su uniforme y su mochila escolar.
Lo abraza profundamente.  El temblor de su hijo se transmite a él, contiene sus lágrimas. Asoma sobre su mejilla los rastros de lápiz labial de un beso de su madre, apoya los suyos y disfruta del último beso compartido.
Le habla despacio, casi susurrando.  Le hace saber que lo ama que va a estar siempre a su lado.  Valentino tiene los puños fuertemente cerrados, esta crispado; trata de abrirlos suavemente.  Es inútil, esperará. 
Ahora puede imaginar la situación: El asesino amenazando a Valentino para que Claudia se colocara el vestido…
Sabe que no tiene mucho tiempo y que tiene que actuar rápido.  Llama a Carla le relata brevemente lo sucedido y le pide que venga con la policía.
Vuelve sobre los puños de su hijo, dedo a dedo va desarmando el dolor; aparecen unos pocos cabellos que no son de Claudia, los separa cuidadosamente, podrían llegar a constituir una evidencia importante…

                                                                                              Peregrino

viernes, 12 de abril de 2013

Desconcierto








La cantidad de sangre derramada es atroz, sabe que no podrá hacer nada para recuperar a su amada, solo acompañarla hasta el último momento.   Se acerca, se sienta a su lado; toma su mano. Parece querer decirle algo, aproxima su oído y, con el último aliento, escucha susurrar “Valentino…”
Ya sin respirar y sabiendo que no había nada más por hacer Luca trata de superar el desconcierto.  No es fácil, está profundamente aturdido. Vienen a su mente imágenes de gratos momentos que se desdibujan prontamente superadas por el afloramiento de sentimientos encontrados: Los de felicidad vivida junto a Claudia y los de odio por esta situación inesperada, inexplicable.
Logra sobreponerse y ordenar su mente: Sabe que Valentino está a punto de salir del colegio, su primer día de clases.  También conoce que su situación es por demás complicada. 
Duda, no sabe a quien recurrir, opta por llamar a Carla, la mejor amiga de Claudia, y pedirle que vaya por Valentino y lo lleve a su casa; el avisaría al colegio que algo grave había sucedido con su madre.  Debía dar parte a la policía, en tanto tomaría fotos con su celular y trataría de obtener toda la información y evidencia que le permitiera abordar una investigación para dar con el culpable y, al mismo tiempo, demostrar su inocencia. Era plenamente conciente que estaba seriamente comprometido por las circunstancias. 
Duda un instante, evalúa poner en práctica sus conocimientos y enmascarar la escena para liberarse, no puede.  No debe quebrar su integridad, afrontará los riesgos; cree en la justicia.
Con dificultad digita el número de Carla, se comunica, no logra contenerse y un sollozo que lo asalta  le impide ocultar la verdadera situación; ahora es él quien tiene que contener a su interlocutora que desespera por acudir allí. Logra centrarla en la situación y hacerle entender que precisa de ella para contener a su hijo.  Corta, enfoca el cadáver y, temblando, toma algunas fotos.  No puede continuar, se desploma al lado de su amada y comienza a acariciarla.  El cuerpo se enfría y empalidece.  Un último beso, el adiós…
Se incorpora y busca elementos que le permitan tener una pista sobre el asesino.
Nada tiene lógica, mucho menos el vestido de novia que luce Claudia. No comprende el mensaje del autor del crimen; no imagina quien puede haber generado tanto odio ¿o fue un simple asalto? ¿Algo al voleo que salió mal?
La hipótesis queda inmediatamente descartada ¿qué ladrón o ratero andaría cargando un vestido de novia? No es un dato menor, indudablemente es un claro mensaje del asesino. 
No lograba reconocer enemigos en las relaciones de Claudia, él podía imaginar algunos. Se  atormentaba al pensar que podría haber sido victima de una venganza hacia su persona; que, indirectamente, hubiera sido el detonante de semejante atrocidad.
Permanecía allí entre absorto y herido con el convencimiento de estar ante la situación y el caso más difícil de su vida…

martes, 19 de marzo de 2013

En breve comienza la nueva saga con la colaboración de Bee Borjas, Diana Belaustegui (Escarcha) y Rox Boyer, a prepararse...         

jueves, 13 de diciembre de 2012

Tiempo Después






Varado en el aeropuerto de San Pablo,  Luca rogaba por un mejoramiento climático que le permitiera abordar el vuelo y, de esta manera, poder llegar a tiempo para acompañar a Valentino a su primer día de clases.
Llamó a Claudia inmediatamente después que anunciaran el embarque:

-Clau, estamos por embarcar, no voy a  llegar para acompañarlos, llevalo vos.  Espero estar a tiempo para que podamos ir a buscarlo cuando salga.  Te extraño, te amo mucho. Nos vemos pronto…

Una profunda angustia anudó su garganta. Hacia dos meses que recorría America cumpliendo un programa de conferencias y exposiciones universitarias.  Extrañaba a Claudia y no soportaba ver niños, en todos los varones se le representaba Valentino…
Impaciente, controlaba su reloj, el tiempo no transcurría con la velocidad que el deseaba.  Comparaba la eternidad de las últimas horas y la velocidad de los últimos cinco años sin llegar a comprender porque en ciertas ocasiones las horas corren y, en otras, se deslizan angustiosamente.
Se cuestionaba dos situaciones que mantenía pendientes: El no haber formalizado la relación con Claudia y  no haberle dicho  a Valentino que ellos no eran sus padres naturales.  Volvía convencido que debía  remediar ambas de inmediato: Le propondría matrimonio a su pareja y, luego, buscarían la manera más adecuada  para decirles a Valentino lo que habían callado hasta ahora.
Repasaba mentalmente las facciones de su hijo sin explicarse como, sin compartir la genética; pudiera tener tantos rasgos comunes a su esposa y a el. 
El aviso de aterrizaje lo relajó, no pensaría más.  Había llegado la hora de actuar.
Ya en Ezeiza, se sintió satisfecho. Tenía suficiente tiempo como para llegar a su añorado hogar, darle un beso a su mujer, un prolongado abrazo  y, quizás; algo más… Luego, ya lo visualizaba, irían tomados de la mano a buscar a Valentino.
Llamó, sin éxito, a Claudia para anunciarle su llegada.  No respondía… Quizá estuviera con Valen todavía en el colegio.  Volvería a intentarlo desde el taxi.
Nuevamente se escuchaba la llamada, pero no había respuesta…
Al llegar bajó rápidamente, dejó el equipaje en la vereda y se dirigió pronto hacia la casa.  Jack lo recibió de manera extraña, no movía la cola, lloraba como si estuviera lastimado. Al intentar acariciarlo notó sangre en su pelo… No había herida… corrió hacia la puerta, estaba abierta.
La imagen que apareció lo inmovilizó: Claudia estaba tirada sobre el piso en medio de un charco de sangre. La imagen se desdibujaba, fueron cinco segundos donde estuvo a punto de perder la conciencia.  La escena fue tan impactante que tardó en darse cuenta que tenía puesto un vestido de novia y que, quizá, todavía pudiera hacer algo por ella…

miércoles, 12 de diciembre de 2012

viernes, 7 de diciembre de 2012

Una nueva vida




Después de tanta angustia acumulada la llegada a Buenos Aires ofició de bálsamo para sus vidas.
El desafío era enorme pero bien valía la pena. Luca y Claudia tenían la certeza que ese era su momento. Ya no había tiempo que perder. Cuando se descubre que es imposible pasar un día más alejado de ese ser que tanto se ama, uno quiere empezar lo antes posible.
Y así lo hicieron. Llegaron a Buenos Aires después de 18 horas de viaje. Aún recordaban con emoción el encuentro, luego de su acelerado regreso, entre el padre Agustín y su hija Morena.
La joven estaba emocionalmente devastada, pero el tiempo y el amor de su padre serían suficientes para sanar sus heridas.
La imagen de ambos abrazados entre las sombras del atardecer misionero quedó fija en la mente de Claudia. La promesa de volverse a encontrar fue el mejor regalo de despedida.
La mañana en que ingresaron a la nueva casa, Luca supo que aquel paso era el comienzo de un maravilloso camino hacia la plenitud.
Claudia cargaba a Valentino en los brazos y recorría los cuartos con las pupilas que titilaban como dos fulgurantes estrellas. Todo este disfrute la hacía olvidar, al menos temporalmente, la serie de amenazas que había recibido y que, aún; no había comentado a su pareja.  Esperaría el momento oportuno.
Demoraron tan sólo un par de semanas en acondicionar el nuevo hogar.
Carla en un gesto de eterno agradecimiento los había puesto en contacto con los antiguos dueños. Amplios ventanales dejaban atravesar con generosidad los cálidos rayos de sol. Todo era luz en aquel lugar. La maravillosa luz que tanto necesitaban para olvidar las dolorosas tinieblas que habían atravesado.
Cuando Luca acomodó el último trasto, el corazón le dio un vuelco. Los ojos se le humedecieron y unas delatoras lágrimas surcaron sus mejillas.
Ahí estaban, su mujer y su hijo. Claudia sentada en su mecedora favorita, acunaba al bebé mientras le susurraba una canción de cuna.
“Quiero que te duermas como un sol, que se acuesta en un campo de trigo…”
Perplejo, observaba aquella escena y sentía que el alma se le escurría en cada palabra. Comprendió que aquel era su lugar en el mundo, que no necesitaba nada más. Que seguramente llegarían momentos de plenitud y otros de incertidumbre y coraje. Pero también sabía que Claudia estaba junto a él y que juntos podían superar todos los obstáculos.
Se acercó despacio y se arrodilló a los pies de su familia. Claudia sin dejar de mecer al niño estiró la mano y acarició la mejilla de su hombre. Sonrieron.
Entonces él se acercó a su rostro y le besó los labios con ternura.
-No va a ser fácil… -le dijo con voz traviesa.
Ella frunció el ceño y con picardía respondió:
-Nada fácil. Además te corresponde sacar a pasear  a Jack todas las noches.
Luca abrió los brazos de par en par y exclamó:
-¿Jack?
Claudia lanzó una carcajada que estuvo a punto de despertar a su hijo.
-¡Cierto! Olvidé comentarte que Carla le va a obsequiar a Valentino un cachorro precioso. De hecho llega esta tarde.
Se miraron por un breve instante. Claudia lo besó con pasión. Fue cuando Luca comprendió con infinito placer que había perdido el primer round.







viernes, 30 de noviembre de 2012

La Organización





A kilómetros de distancia Claudia sintió el mismo escalofrío que recorrió la nuca de su pareja.  Los motivos, bien diferentes: Ella había recibido una fuerte amenaza anónima, él había visto entrar al médico que comenzó a increparlo fuertemente:

-Así que vos sos el “porteño” piola que anda metiendo las narices donde no corresponde. ¡Ya vas a ver con quien te metiste!
Por lo pronto ¡Te advierto! Tu vida depende de que nos sirvas y te garches a estas pendejas todas las veces que sea necesario.  Caso contrario, te espera el mismo destino que el de los bebés…

Entre aturdido y abombado por el  estupor nauseabundo del lugar, Luca comprendía que su vida transcurría por un sendero que se estrechaba segundo a segundo.
Estaba encerrado allí en el subsuelo, en una prisión construida sobre una esquina de paredes de tierra rojiza y  rejas improvisadas con troncos; un pequeño catre, una jarra plástica para agua, una palangana para las necesidades fisiológicas, escasa luz artificial, y muy poca entrada de aire.  En ese sitio no era posible  saber en que hora ni en que día vivía…
Mientras las frases amenazantes continuaban, Luca recorría con su mirada la celda en busca de algún punto frágil o elementos que le sirvieran para iniciar una próxima fuga.
Al quedar solo nuevamente se siente profundamente abatido y se deja caer sobre el catre. Uno de sus brazos cuelga de uno de los laterales. Dibuja surcos sobre la tierra rojiza con sus dedos hasta que nota una textura diferente: parte del suelo era muy conciso; algo así como de piedra, no lo podía distinguir muy bien.  Tomó su media medalla y comenzó a frotarla con la esperanza de poder convertirla en un objeto cortante.
Pasaban largas horas sin vigilancia, fue allí donde Luca pudo saber que una de las prisioneras era Morena a la que no había podido reconocer por lo pálida y demacrada. También se enteraba de los pormenores de la organización.  Las chicas eran capturadas en los centros asistenciales, las dormían y por la noche las trasladaban a la guarida.  Pudo saber, por lo que habían escuchado las prisioneras, que las entregas se realizaban vía triple frontera y que, de allí, se derivaban a importantes laboratorios europeos para fabricar cremas rejuvenecedoras.
Procuró mostrarles como fingir un ataque de epilepsia en caso de que, tal como se lo habían anunciado, las introdujeran en su celda para forzarlas a tener relaciones. Sus fuerzas menguaban por el escaso alimento y bebida.  De pronto sintió ruido, vio ingresar a la enfermera que se dirigió directo a sacar  a una de las chicas de su encierro y a introducirla, de los pelos, en la celda de Luca.

-Tomá te la dejo hasta que vuelva mañana, cumplí con lo tuyo…

Sólo atino a repasar hasta el cansancio la escena que había planeado  con su compañera.  Les iba la vida en ella.  El momento no llegaba nunca y el investigador sabía que, si quería tener alguna oportunidad, tendría que actuar rápido.
Al día siguiente Estela regresó trayendo algo de alimento y líquido.  Luca repasó el borde de su arma con la yema de su dedo, percibió el filo, estiró su brazo y alcanzó a tomar del cabello a  la enfermera que pasaba rumbo a la celda de Morena.  Antes que la cautiva atinara a  nada la sujetó con un brazo tomándola del cuello y presionándola contra los troncos de la prisión, con el otro le cortaba la yugular con su afilada herramienta.
La mujer gritó y se sacudió en forma desesperada pero no pudo zafar del abrazo mortal que también la estaba asfixiando, se desvaneció en pocos segundos. Luca la desplazó hacia el piso, le sacó el llavero y abrió los candados de su prisión y las de sus compañeras de cautiverio.
Llamó a Morena, le pidió que saliera al exterior y que lo esperara allí.  Una de las chicas había comenzado a dar señales de haber iniciado el proceso de parto, no estaba en condiciones de movilizarse.  Luca tomó su mano, le prometió conseguir ayuda prontamente y la despidió con un beso en la mejilla.
A pesar de sus intenciones, no pudo organizar un escape grupal.  Una vez afuera las chicas  se dispersaron desesperadamente en busca de esa libertad que habían perdido, solo Morena estaba allí, a su lado, temblando.
Caminaron sin saber exactamente por donde, no había forma de tomar referencias en una zona de vegetación tan alta y pronunciada.  No importaba, por ahora era suficiente con estar fuera de las garras de semejantes seres diabólicos.
Dos días después, casi al borde de sus fuerzas, encontraron una calle. La seguirían, seguramente los llevaría a algún poblado.  Por una vez la suerte los acompaño: un viejo camión desvencijado que transportaba troncos se aproximaba, el lugareño respondió a el pedido de auxilio y los trasladó hasta el poblado donde Claudia, preocupada por la falta de comunicación de Ferranti,  ya se encontraba con un móvil policial organizando la búsqueda de su amado. El reencuentro fue maravilloso.
A pesar de su estado, Luca acompaño a la policía.  Fueron de inmediato a apresar al médico y en rescate de la adolescente que había quedado en el refugio. 
El lugar lucia aterrador: La enfermera envuelta en un charco de sangre, la parturienta había fallecido, seguramente poco después de dar a luz.  Aunque con alguna dificultad, el bebé aún respiraba. Luca lo alzó, lo abrigó con algunos trapos, e inconscientemente buscó emular el milagro de la Difunta Correa.
Nuevamente en el poblado se unió a Claudia en la búsqueda de una madre nodriza que pudiera amamantarlo.  Seguramente  sería un huérfano más que engrosaría la fila de los descalzos del poblado, Claudia y Luca  no podían permitirlo.  Estaban allí mirándolo alimentarse, lo veían indefenso ¿cómo no protegerlo?  Ni siquiera fue necesario que lo conversaran, una mirada cómplice fue suficiente para acordar que sería suyo.  Luego coincidirían también en la elección del nombre: lo llamarían Valentino.
La posibilidad de acceder a una vida con otras aspiraciones y el hecho de no pertenecer a ninguna relación formal fue suficiente para que los familiares accedieran a cederlo.

viernes, 23 de noviembre de 2012

EL HORROR




Regresa al lugar, sabe que se ha internado por la zona exacta. Tendrá que valerse de toda su astucia para  volver a transitar el camino hecho el día anterior. Hay indicios que sólo un ojo entrenado sabe ver. Vegetación quebrada, ausencia de musgo. Evidentemente, el primer tramo, es una vía muy usada, más adelante logra distinguir alguno de los montículos que acumuló con el arrastre de su pie.
Finaliza el recorrido al llegar a un pequeño claro. Eleva la mirada hacia el estrato emergente, árboles que superan ampliamente los 20 metros, el silencio exacerba un nivel de ansiedad que roza el miedo. Se podría decir que esa parte de la selva se confabula con el instinto macabro del hombre. ¿Qué esconden? ¿Dónde? Camina en círculos. La sonoridad de sus pasos ha cambiado. Regresa. Golpea con el taco, tratando de que los sonidos sean lo menos evidentes posibles. ¡Hay algo!
Lucas ha llegado al punto que buscaba.
Le tiemblan las manos, hace mucho tiempo que no siente vértigo en el estómago, encuentra una tapa. Un ave parlante emite un aullido agudo como lanzando una señal de alerta y sin levantar la mirada de su objetivo levanta la tapa descubriendo la entrada a los secretos, que esconden los médicos, en franca alianza con la naturaleza.
La escalera es precaria pero baja con paso seguro, no es momento para titubeos.
Intenta acostumbrar los ojos a la oscuridad, el vaho a humedad, cuerpos sucios y algo similar a desinfectante lo bloquea, son segundos, intenta analizar los olores pero un golpe certero, lo deja inconsciente.
Cuando despierta el dolor en la base del cráneo es agudo pero se disipa a medida que comprende el horror que se abre paso. Hay nueve mujeres, casi niñas, prisioneras en cinco jaulas precarias de dos por uno, y que cuentan con una cama y dos recipientes, uno para higienizarse y otro para sus necesidades fisiológicas. Los rostros son vivas imágenes del tormento por el que están atravesando, sus cuerpos hablan claramente de la usurpación, el terror ha tomado hasta sus entrañas.
Hacia la derecha, perfectamente iluminada y con la asepsia necesaria, una camilla para partos, más adelante otra área de cirugías que imagina que podría ser para cesáreas o exámenes obstétricos. Los sendos frascos a los costados lo confunden. Su capacidad analítica no comprende los márgenes del horror.
A medida que pasa el tiempo, puede establecer una comunicación con las chicas que están con cierto nivel de lucidez (hay algunas sumergidas en un grado crónico de depresión, han dejado de alimentarse y hacen caso omiso de los médicos que entran llevando los alimentos, con las caras tapadas, y las obligan a ingerir pastillas que luego sabrá: son hormonas).
Son fecundadas con métodos de inseminación artificial, se las controla durante los nueve meses y cuando el desarrollo del feto está completo las obligan a parir para que dichos seres pasen inmediatamente a la sala contigua. El llanto que escuchan dura lo que demora inyectarlos para que queden en estado comatoso y puedan abrirlos con calma y extraer los órganos que tendrá como fin, abastecer un mercado negro.
Se lo cuentan temblando, llorando desarmadas en un confuso deseo por sobrevivir o morir defendiendo a sus niños que no tienen la mínima oportunidad. Delante de ellas son sacrificados, tratados como meros animales. Las imagina gritando con los brazos extendidos, clamando unos segundos para poder besarlos. La droga que las deja somnolientas y dóciles es administrada luego de la expulsión de la placenta, por lo tanto hay tiempo suficiente para ver el hecho luctuoso en el cuerpo de sus hijos. No logra escuchar la historia con objetividad. Se entremezclan sentimientos, llorar junto a ellas es inevitable.

A prepararse...

Hoy Escarcha nos regalará uno de los capítulos más terribles de esta saga. Algunas recomendaciones para superarlo saludablemente:

  • Almuerce frugalmente
  • Realice una pequeña siesta previendo que esta noche el sueño pueda demorarse...
  • Luego del descanso prepárese y beba una poción generosa de té de tilo 
Siguiendo estos consejos puede prepararse a la lectura del capítulo.  La edición está prevista para el día de hoy, al inicio de sus penumbras...



                                                                                              Peregrino

viernes, 16 de noviembre de 2012

La punta






No hay mucho para hacer en el poblado, los días transcurren en soledad y  la ansiedad de Luca comienza a  transformase en angustia.  No puede soportar la falta de novedades, duda sobre la posibilidad de establecer una conexión entre la estrategia de su búsqueda y la desaparición de Morena. Además, extraña profundamente a Claudia.  Decide, al fin, que al día siguiente regresará a Buenos Aires.  Se siente fracasado.
Dispuesto a armar su valija, observa que le han pasado un papel por debajo de la puerta; lo levanta esperanzado. Con esfuerzo logra descifrar los números garabateados de un celular, llama inmediatamente:

-Hola, me han dejado este número escrito en un papel…
-Sí, ¿usté le anda buscando un bebé…?
Responde abiertamente una voz femenina con claro acento guaraní.
-Sí, mi esposa y yo…
-Veme en el centro asistencial dentro de una hora, preguntá por la Estela.
Sin más, la mujer cortó la comunicación.
Luca siente acelerar su corazón, la perspectiva se modifica de inmediato.  Se prepara para el encuentro, cuenta los minutos.  Parte, esperanzado, hacia el centro asistencial.
Al llegar se hace evidente que lo estaban esperando, ni siquiera precisa preguntar por Estela. Lo recibe una mujer adulta, de gran porte, luce desalineada, huele mal.  Lo hace pasar a una pequeña habitación y lo increpa con el mismo acento lingüístico:

-¿Tené alguna preferencia de edad o sexo…?
-Bueno, no; en realidad preferiríamos un varoncito de poco tiempo…
-Bueno, eso te va a costar…
-Sí, esta bien, digame cuanto y cuando podríamos conseguirlo.
-Te va a costar unos diez mil pesos…
-Está bien, es un valor que podemos pagar…
-Bueno, esperame unos días

Luca procura abreviar los tiempos:

-Es que no puedo quedarme, tengo que seguir trabajando…
-Tu bebé no nació todavía, ya le hablamo a la madre y está dispuesta a entregarlo, yo te llamo cuando tengamos noticia.

Ya había sido suficiente, el hecho de que el bebe no haya sido dado a luz imponía la espera.  Regresó a la pensión y le pasó las novedades a  Claudia.  Le contó que le haría un seguimiento a Estela y que luego volvería.  Claudia se mostraba impaciente, insistía en viajar y acompañarlo.   Acordaron que el regreso hacia Buenos Aires no demoraría más de cuarenta y ocho horas.
Luca monta guardia y espera pacientemente la salida de Estela, los minutos se hacen horas y, casi al final del día, se produce lo deseado.  Ella sale y utiliza una bicicleta para movilizarse, la tarea se hace difícil porque no es fácil ocultar un auto donde no circula ninguno.   
Luca mantiene la mayor distancia posible, pero en medio de tanta soledad, no podrá mantener esta situación por mucho tiempo.  Al salir del poblado abandona el auto sobre el costado del camino, lo interna todo lo posible  en la vegetación y se dispone a poner a prueba su estado físico.  La sigue alternando un pequeño trote y una caminata para recuperarse.  
Estela recorre unos pocos kilómetros y llega  un punto donde deja abandonada la bicicleta,  continúa a pie internándose en una zona de vegetación cerrada.
Al llegar al punto Luca nota un pequeño sendero y puede visualizar, a la distancia, a su objetivo.  Continúa concentrándose en él pero la poca luz solar que se filtra por los altos árboles del lugar, lo hacen más difícil.  Comienza a preocuparse, el camino se desdibuja y va perdiendo de vista a su presa, decide continuar unos pocos metros más. Precisa tener alguna referencia para poder regresar por eso va dejando marcas de montículos de tierra y vegetación que acumula con un simple arrastre de su pie.  Nota un zigzagueo y un leve crujido de hojas. Se detiene abruptamente mientras una temida yarará se cruza en su camino.
La distracción le hizo perder el objetivo, no puede continuar en estas condiciones, regresará al día siguiente con plena luz del día.  Se detiene, respira profundamente y espera.  La claridad es cada vez más escasa en ese microambiente de sotobosque donde crecen arbustos, cañas, helechos y plantas herbáceas.   Aparece un animal que parece un perro-lobo, lo evita desplazándose lentamente por un lateral.  Llega al camino, respira aliviado…

sábado, 10 de noviembre de 2012

En Camino

Los invito a compartir un instante de la soledad de Luca en su camino de regreso a Misiones...

jueves, 8 de noviembre de 2012

Orientando la Búsqueda




Luca inicia su trabajo inmediatamente después de la conversación con el Padre Agustín. Comienza pidiéndole a Carla que concurra al centro de salud, simulando un malestar, para hacerse ver.  Le entrega el frasco de medicamentos que había pedido y le indica que concurra con el objetivo de procurar las huellas digitales del médico que la atienda. Le  sugiere no tomar líquidos por algunas horas y tratar de estar despierta la noche anterior a efectos de lucir como alguien realmente afectado.
En tanto, Claudia proyecta una nueva vida y dialoga prolongadamente con su amado mientras recorren de la mano las calles de la villa. Perciben la paz del lugar y el sonido de los silencios, el paisaje recrea un ambiente que los contiene y ampara aislándolos en soledad, en esa soledad que buscan para sí: solo los dos.
Acuerdan convivir e instalarse  en el departamento de ella.  Luca se tomará una licencia temporaria para dedicarse a la investigación y, a su regreso, se dedicarán a disfrutar de la vida en pareja.
Carla realiza su trabajo con éxito, deciden entonces volver pronto a Buenos Aires; enviar a analizar las huellas obtenidas y planificar adecuadamente el resto del trabajo. 
El viaje de regreso fue otra etapa placentera, Luca manejó todo el trayecto y Claudia lo acompañó feliz de poder recostar su cabeza sobre el hombro de su ser querido.
Se sienten plenos,  ambos no pueden creer lo que están viviendo. Claudia prepara una cena romántica y, a la hora de los postres, le regala una media medalla de plata sin saber el rol que desempeñará este presente en la vida de su amado.
Se complementan perfectamente y disfrutan cada instante, pero llega el momento de continuar con la tarea.  Luca no quiere exponer innecesariamente a Claudia, después de un complicado  proceso de convencimiento logra  que se quede en Bs. As. para ser su apoyo, con el compromiso de que su regreso no demorará más de una semana.
Recurre a sus contactos para realizar la pericia del frasco, los resultados no lo sorprenden: Las huellas pertenecen a Darío Mendez, médico cirujano al que se le había cancelado la matrícula por mala praxis… 
Camino a cumplir con el objetivo hace un alto y visita a Gerez.  No le resulta fácil afrontar la situación pero, luego de una prolongada conversación,  logra hacerse comprender. 
El regreso al poblado es acompañado de una copiosa lluvia que enrojece aún más el suelo.  Luca luce diferente: Con  algunas canas que lo hacen lucir algo más adulto, lentes y un par de zapatos modificados que provocan una suave renguera artificial.  Se registra en la pensión con un nombre falso y en conversación con el dueño confirma que el médico del centro asistencial trabaja allí bajo una identidad falsa: lo conocen por Martín Pérez.  Aprovecha el diálogo para comenzar a sembrar su cebo: De paso por el lugar está interesado en saber si existe alguna familia dispuesta a ceder un bebé ya que su esposa y él están buscando adoptar. 
Bajo la imagen de un falso visitador médico, llega al centro asistencial bajo la excusa de dejar muestras del laboratorio que representa. 
Logra acceder al médico sospechado, sin saber exactamente porque, la imagen lo impacta y percibe un extraño escalofrío al verlo. Evita exteriorizar cualquier señal y comienza la presentación procurando limitar la charla técnica y derivarla rápidamente a la búsqueda de algún bebe para adoptar, su interlocutor dice desconocer esta posibilidad y la conversación continúa con  la situación de pobreza  y las carencias de infraestructura que tiene el lugar.  Luca finaliza con el comentario de que permanecerá algunos días en el pueblo para seguir averiguando la posibilidad de adoptar un bebé.
A la espera de alguna noticia vuelve a recorrer las inmediaciones.  Esta vez todo luce distinto.  Lo golpean la pobreza y las carencias de las personas, sobre todo la de los chiquillos que, generalmente descalzos, parecen mayormente desnutridos, se pregunta si esta no es una forma cruel de discriminación. 
Transcurren dos días entre el tedio y la ansiedad, luego de conversar sobre su búsqueda con varios parroquianos empieza a preocuparse por la falta de resultados.  Comienza a sentirse abatido, a dudar sobre la efectividad de lo planeado…