La casa
está en orden, no hay ningún signo de violencia lo que indica que Claudia fue tomada por sorpresa o conocía a
su atacante.
Con
esfuerzo, trata de superar su dolor y estupor y comienza a analizar el sitio. En
principio, teniendo en cuenta la última comunicación telefónica, podría asegurar que hasta las siete de la
mañana todo debería haber estado en orden.
El fallecimiento se había producido a las a las nueve y cuarto. Claudia tiene colocado el vestido de novia
sobre su ropa: una blusa y un jean. No
hay ningún signo de lucha, se pregunta como el agresor pudo haberlo logrado sin ningún tipo de resistencia. No encuentra
respuesta.
El corte
en el cuello es sobre el lado izquierdo y ascendente: eso le indica que fue
realizado por una persona zurda y de mayor altura. Es parejo y profundo lo que le sugiere que
fue hecho con un elemento muy afilado, quizá un bisturí. También ve que, llamativamente, el vestido
tiene un pequeño corte rectangular: le falta ese pedazo. Como si
el asesino, hubiera querido llevarse parte de él. Busca una tijera y hace un recorte externo
del corte; de esta manera tendrá la muestra de la tela y también un elemento
para armar, tal como un rompecabezas; completándola con la que se habría
llevado el autor del crimen.
Un periódico tirado sobre el piso, que en su primera plana anuncia la condena a un
comerciante y un custodio por el homicidio de dos personas en medio de los
saqueos ocurridos el 19 y 20 de diciembre de 2001, muestra los rastros de una
pisada. Retira esta hoja, la dobla y la
guarda para sí. Esta seguro de poder
darle mejor uso que los investigadores que intervendrán en el caso.
Jack lloriquea
y aúlla en el dormitorio rascando la puerta del placard. Se acerca, abre y no puede creer lo que encuentra:
Valentino acurrucado, sollozando profundamente, vestido con su uniforme y su
mochila escolar.
Lo abraza
profundamente. El temblor de su hijo se
transmite a él, contiene sus lágrimas. Asoma sobre su mejilla los rastros de
lápiz labial de un beso de su madre, apoya los suyos y disfruta del último
beso compartido.
Le habla
despacio, casi susurrando. Le hace saber
que lo ama que va a estar siempre a su lado.
Valentino tiene los puños fuertemente cerrados, esta crispado; trata de
abrirlos suavemente. Es inútil,
esperará.
Ahora
puede imaginar la situación: El asesino amenazando a Valentino para que Claudia
se colocara el vestido…
Sabe que
no tiene mucho tiempo y que tiene que actuar rápido. Llama a Carla le relata brevemente lo
sucedido y le pide que venga con la policía.
Vuelve
sobre los puños de su hijo, dedo a dedo va desarmando el dolor; aparecen unos
pocos cabellos que no son de Claudia, los separa cuidadosamente, podrían llegar
a constituir una evidencia importante…
Tenemos una nueva colaboradora: La foto es creación de Mirta... Creo que está camino a descubrir una nueva habilidad...
ResponderEliminartremendo!!!!!!!!! se me han puesto los pelos de punta!!!!!!!
ResponderEliminarcuanto dolor en ese niño y que bien escrito está! puedo vivir lo que Luca está pasando.
Genial José!!!!!!!!!!!!!!
ABRAZOS
Es desesperante. No se puede ser tan cruel. Y pensar que hay bestias que son capaces de hacer cosas así. Estoy en shock. El dolor que atraviesa al padre y al hijo es insoportable. Osvaldo, este capítulo es impresionante! Abrazo enorme!!!
ResponderEliminarP/D: Genial la foto de Mirta!!!
Diana y Bee: ¡Me encanta como me miman!!!!!! Gracias, son unas grossssssssaas. Abrazo
ResponderEliminarCuántas emociones entrelazadas,impotencia, dolor ,ira,desolación,AMOR por Claudia y por su hijo, tristeza y sed de venganza. Muy Bueno.
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