viernes, 30 de noviembre de 2012

La Organización





A kilómetros de distancia Claudia sintió el mismo escalofrío que recorrió la nuca de su pareja.  Los motivos, bien diferentes: Ella había recibido una fuerte amenaza anónima, él había visto entrar al médico que comenzó a increparlo fuertemente:

-Así que vos sos el “porteño” piola que anda metiendo las narices donde no corresponde. ¡Ya vas a ver con quien te metiste!
Por lo pronto ¡Te advierto! Tu vida depende de que nos sirvas y te garches a estas pendejas todas las veces que sea necesario.  Caso contrario, te espera el mismo destino que el de los bebés…

Entre aturdido y abombado por el  estupor nauseabundo del lugar, Luca comprendía que su vida transcurría por un sendero que se estrechaba segundo a segundo.
Estaba encerrado allí en el subsuelo, en una prisión construida sobre una esquina de paredes de tierra rojiza y  rejas improvisadas con troncos; un pequeño catre, una jarra plástica para agua, una palangana para las necesidades fisiológicas, escasa luz artificial, y muy poca entrada de aire.  En ese sitio no era posible  saber en que hora ni en que día vivía…
Mientras las frases amenazantes continuaban, Luca recorría con su mirada la celda en busca de algún punto frágil o elementos que le sirvieran para iniciar una próxima fuga.
Al quedar solo nuevamente se siente profundamente abatido y se deja caer sobre el catre. Uno de sus brazos cuelga de uno de los laterales. Dibuja surcos sobre la tierra rojiza con sus dedos hasta que nota una textura diferente: parte del suelo era muy conciso; algo así como de piedra, no lo podía distinguir muy bien.  Tomó su media medalla y comenzó a frotarla con la esperanza de poder convertirla en un objeto cortante.
Pasaban largas horas sin vigilancia, fue allí donde Luca pudo saber que una de las prisioneras era Morena a la que no había podido reconocer por lo pálida y demacrada. También se enteraba de los pormenores de la organización.  Las chicas eran capturadas en los centros asistenciales, las dormían y por la noche las trasladaban a la guarida.  Pudo saber, por lo que habían escuchado las prisioneras, que las entregas se realizaban vía triple frontera y que, de allí, se derivaban a importantes laboratorios europeos para fabricar cremas rejuvenecedoras.
Procuró mostrarles como fingir un ataque de epilepsia en caso de que, tal como se lo habían anunciado, las introdujeran en su celda para forzarlas a tener relaciones. Sus fuerzas menguaban por el escaso alimento y bebida.  De pronto sintió ruido, vio ingresar a la enfermera que se dirigió directo a sacar  a una de las chicas de su encierro y a introducirla, de los pelos, en la celda de Luca.

-Tomá te la dejo hasta que vuelva mañana, cumplí con lo tuyo…

Sólo atino a repasar hasta el cansancio la escena que había planeado  con su compañera.  Les iba la vida en ella.  El momento no llegaba nunca y el investigador sabía que, si quería tener alguna oportunidad, tendría que actuar rápido.
Al día siguiente Estela regresó trayendo algo de alimento y líquido.  Luca repasó el borde de su arma con la yema de su dedo, percibió el filo, estiró su brazo y alcanzó a tomar del cabello a  la enfermera que pasaba rumbo a la celda de Morena.  Antes que la cautiva atinara a  nada la sujetó con un brazo tomándola del cuello y presionándola contra los troncos de la prisión, con el otro le cortaba la yugular con su afilada herramienta.
La mujer gritó y se sacudió en forma desesperada pero no pudo zafar del abrazo mortal que también la estaba asfixiando, se desvaneció en pocos segundos. Luca la desplazó hacia el piso, le sacó el llavero y abrió los candados de su prisión y las de sus compañeras de cautiverio.
Llamó a Morena, le pidió que saliera al exterior y que lo esperara allí.  Una de las chicas había comenzado a dar señales de haber iniciado el proceso de parto, no estaba en condiciones de movilizarse.  Luca tomó su mano, le prometió conseguir ayuda prontamente y la despidió con un beso en la mejilla.
A pesar de sus intenciones, no pudo organizar un escape grupal.  Una vez afuera las chicas  se dispersaron desesperadamente en busca de esa libertad que habían perdido, solo Morena estaba allí, a su lado, temblando.
Caminaron sin saber exactamente por donde, no había forma de tomar referencias en una zona de vegetación tan alta y pronunciada.  No importaba, por ahora era suficiente con estar fuera de las garras de semejantes seres diabólicos.
Dos días después, casi al borde de sus fuerzas, encontraron una calle. La seguirían, seguramente los llevaría a algún poblado.  Por una vez la suerte los acompaño: un viejo camión desvencijado que transportaba troncos se aproximaba, el lugareño respondió a el pedido de auxilio y los trasladó hasta el poblado donde Claudia, preocupada por la falta de comunicación de Ferranti,  ya se encontraba con un móvil policial organizando la búsqueda de su amado. El reencuentro fue maravilloso.
A pesar de su estado, Luca acompaño a la policía.  Fueron de inmediato a apresar al médico y en rescate de la adolescente que había quedado en el refugio. 
El lugar lucia aterrador: La enfermera envuelta en un charco de sangre, la parturienta había fallecido, seguramente poco después de dar a luz.  Aunque con alguna dificultad, el bebé aún respiraba. Luca lo alzó, lo abrigó con algunos trapos, e inconscientemente buscó emular el milagro de la Difunta Correa.
Nuevamente en el poblado se unió a Claudia en la búsqueda de una madre nodriza que pudiera amamantarlo.  Seguramente  sería un huérfano más que engrosaría la fila de los descalzos del poblado, Claudia y Luca  no podían permitirlo.  Estaban allí mirándolo alimentarse, lo veían indefenso ¿cómo no protegerlo?  Ni siquiera fue necesario que lo conversaran, una mirada cómplice fue suficiente para acordar que sería suyo.  Luego coincidirían también en la elección del nombre: lo llamarían Valentino.
La posibilidad de acceder a una vida con otras aspiraciones y el hecho de no pertenecer a ninguna relación formal fue suficiente para que los familiares accedieran a cederlo.

viernes, 23 de noviembre de 2012

EL HORROR




Regresa al lugar, sabe que se ha internado por la zona exacta. Tendrá que valerse de toda su astucia para  volver a transitar el camino hecho el día anterior. Hay indicios que sólo un ojo entrenado sabe ver. Vegetación quebrada, ausencia de musgo. Evidentemente, el primer tramo, es una vía muy usada, más adelante logra distinguir alguno de los montículos que acumuló con el arrastre de su pie.
Finaliza el recorrido al llegar a un pequeño claro. Eleva la mirada hacia el estrato emergente, árboles que superan ampliamente los 20 metros, el silencio exacerba un nivel de ansiedad que roza el miedo. Se podría decir que esa parte de la selva se confabula con el instinto macabro del hombre. ¿Qué esconden? ¿Dónde? Camina en círculos. La sonoridad de sus pasos ha cambiado. Regresa. Golpea con el taco, tratando de que los sonidos sean lo menos evidentes posibles. ¡Hay algo!
Lucas ha llegado al punto que buscaba.
Le tiemblan las manos, hace mucho tiempo que no siente vértigo en el estómago, encuentra una tapa. Un ave parlante emite un aullido agudo como lanzando una señal de alerta y sin levantar la mirada de su objetivo levanta la tapa descubriendo la entrada a los secretos, que esconden los médicos, en franca alianza con la naturaleza.
La escalera es precaria pero baja con paso seguro, no es momento para titubeos.
Intenta acostumbrar los ojos a la oscuridad, el vaho a humedad, cuerpos sucios y algo similar a desinfectante lo bloquea, son segundos, intenta analizar los olores pero un golpe certero, lo deja inconsciente.
Cuando despierta el dolor en la base del cráneo es agudo pero se disipa a medida que comprende el horror que se abre paso. Hay nueve mujeres, casi niñas, prisioneras en cinco jaulas precarias de dos por uno, y que cuentan con una cama y dos recipientes, uno para higienizarse y otro para sus necesidades fisiológicas. Los rostros son vivas imágenes del tormento por el que están atravesando, sus cuerpos hablan claramente de la usurpación, el terror ha tomado hasta sus entrañas.
Hacia la derecha, perfectamente iluminada y con la asepsia necesaria, una camilla para partos, más adelante otra área de cirugías que imagina que podría ser para cesáreas o exámenes obstétricos. Los sendos frascos a los costados lo confunden. Su capacidad analítica no comprende los márgenes del horror.
A medida que pasa el tiempo, puede establecer una comunicación con las chicas que están con cierto nivel de lucidez (hay algunas sumergidas en un grado crónico de depresión, han dejado de alimentarse y hacen caso omiso de los médicos que entran llevando los alimentos, con las caras tapadas, y las obligan a ingerir pastillas que luego sabrá: son hormonas).
Son fecundadas con métodos de inseminación artificial, se las controla durante los nueve meses y cuando el desarrollo del feto está completo las obligan a parir para que dichos seres pasen inmediatamente a la sala contigua. El llanto que escuchan dura lo que demora inyectarlos para que queden en estado comatoso y puedan abrirlos con calma y extraer los órganos que tendrá como fin, abastecer un mercado negro.
Se lo cuentan temblando, llorando desarmadas en un confuso deseo por sobrevivir o morir defendiendo a sus niños que no tienen la mínima oportunidad. Delante de ellas son sacrificados, tratados como meros animales. Las imagina gritando con los brazos extendidos, clamando unos segundos para poder besarlos. La droga que las deja somnolientas y dóciles es administrada luego de la expulsión de la placenta, por lo tanto hay tiempo suficiente para ver el hecho luctuoso en el cuerpo de sus hijos. No logra escuchar la historia con objetividad. Se entremezclan sentimientos, llorar junto a ellas es inevitable.

A prepararse...

Hoy Escarcha nos regalará uno de los capítulos más terribles de esta saga. Algunas recomendaciones para superarlo saludablemente:

  • Almuerce frugalmente
  • Realice una pequeña siesta previendo que esta noche el sueño pueda demorarse...
  • Luego del descanso prepárese y beba una poción generosa de té de tilo 
Siguiendo estos consejos puede prepararse a la lectura del capítulo.  La edición está prevista para el día de hoy, al inicio de sus penumbras...



                                                                                              Peregrino

viernes, 16 de noviembre de 2012

La punta






No hay mucho para hacer en el poblado, los días transcurren en soledad y  la ansiedad de Luca comienza a  transformase en angustia.  No puede soportar la falta de novedades, duda sobre la posibilidad de establecer una conexión entre la estrategia de su búsqueda y la desaparición de Morena. Además, extraña profundamente a Claudia.  Decide, al fin, que al día siguiente regresará a Buenos Aires.  Se siente fracasado.
Dispuesto a armar su valija, observa que le han pasado un papel por debajo de la puerta; lo levanta esperanzado. Con esfuerzo logra descifrar los números garabateados de un celular, llama inmediatamente:

-Hola, me han dejado este número escrito en un papel…
-Sí, ¿usté le anda buscando un bebé…?
Responde abiertamente una voz femenina con claro acento guaraní.
-Sí, mi esposa y yo…
-Veme en el centro asistencial dentro de una hora, preguntá por la Estela.
Sin más, la mujer cortó la comunicación.
Luca siente acelerar su corazón, la perspectiva se modifica de inmediato.  Se prepara para el encuentro, cuenta los minutos.  Parte, esperanzado, hacia el centro asistencial.
Al llegar se hace evidente que lo estaban esperando, ni siquiera precisa preguntar por Estela. Lo recibe una mujer adulta, de gran porte, luce desalineada, huele mal.  Lo hace pasar a una pequeña habitación y lo increpa con el mismo acento lingüístico:

-¿Tené alguna preferencia de edad o sexo…?
-Bueno, no; en realidad preferiríamos un varoncito de poco tiempo…
-Bueno, eso te va a costar…
-Sí, esta bien, digame cuanto y cuando podríamos conseguirlo.
-Te va a costar unos diez mil pesos…
-Está bien, es un valor que podemos pagar…
-Bueno, esperame unos días

Luca procura abreviar los tiempos:

-Es que no puedo quedarme, tengo que seguir trabajando…
-Tu bebé no nació todavía, ya le hablamo a la madre y está dispuesta a entregarlo, yo te llamo cuando tengamos noticia.

Ya había sido suficiente, el hecho de que el bebe no haya sido dado a luz imponía la espera.  Regresó a la pensión y le pasó las novedades a  Claudia.  Le contó que le haría un seguimiento a Estela y que luego volvería.  Claudia se mostraba impaciente, insistía en viajar y acompañarlo.   Acordaron que el regreso hacia Buenos Aires no demoraría más de cuarenta y ocho horas.
Luca monta guardia y espera pacientemente la salida de Estela, los minutos se hacen horas y, casi al final del día, se produce lo deseado.  Ella sale y utiliza una bicicleta para movilizarse, la tarea se hace difícil porque no es fácil ocultar un auto donde no circula ninguno.   
Luca mantiene la mayor distancia posible, pero en medio de tanta soledad, no podrá mantener esta situación por mucho tiempo.  Al salir del poblado abandona el auto sobre el costado del camino, lo interna todo lo posible  en la vegetación y se dispone a poner a prueba su estado físico.  La sigue alternando un pequeño trote y una caminata para recuperarse.  
Estela recorre unos pocos kilómetros y llega  un punto donde deja abandonada la bicicleta,  continúa a pie internándose en una zona de vegetación cerrada.
Al llegar al punto Luca nota un pequeño sendero y puede visualizar, a la distancia, a su objetivo.  Continúa concentrándose en él pero la poca luz solar que se filtra por los altos árboles del lugar, lo hacen más difícil.  Comienza a preocuparse, el camino se desdibuja y va perdiendo de vista a su presa, decide continuar unos pocos metros más. Precisa tener alguna referencia para poder regresar por eso va dejando marcas de montículos de tierra y vegetación que acumula con un simple arrastre de su pie.  Nota un zigzagueo y un leve crujido de hojas. Se detiene abruptamente mientras una temida yarará se cruza en su camino.
La distracción le hizo perder el objetivo, no puede continuar en estas condiciones, regresará al día siguiente con plena luz del día.  Se detiene, respira profundamente y espera.  La claridad es cada vez más escasa en ese microambiente de sotobosque donde crecen arbustos, cañas, helechos y plantas herbáceas.   Aparece un animal que parece un perro-lobo, lo evita desplazándose lentamente por un lateral.  Llega al camino, respira aliviado…

sábado, 10 de noviembre de 2012

En Camino

Los invito a compartir un instante de la soledad de Luca en su camino de regreso a Misiones...

jueves, 8 de noviembre de 2012

Orientando la Búsqueda




Luca inicia su trabajo inmediatamente después de la conversación con el Padre Agustín. Comienza pidiéndole a Carla que concurra al centro de salud, simulando un malestar, para hacerse ver.  Le entrega el frasco de medicamentos que había pedido y le indica que concurra con el objetivo de procurar las huellas digitales del médico que la atienda. Le  sugiere no tomar líquidos por algunas horas y tratar de estar despierta la noche anterior a efectos de lucir como alguien realmente afectado.
En tanto, Claudia proyecta una nueva vida y dialoga prolongadamente con su amado mientras recorren de la mano las calles de la villa. Perciben la paz del lugar y el sonido de los silencios, el paisaje recrea un ambiente que los contiene y ampara aislándolos en soledad, en esa soledad que buscan para sí: solo los dos.
Acuerdan convivir e instalarse  en el departamento de ella.  Luca se tomará una licencia temporaria para dedicarse a la investigación y, a su regreso, se dedicarán a disfrutar de la vida en pareja.
Carla realiza su trabajo con éxito, deciden entonces volver pronto a Buenos Aires; enviar a analizar las huellas obtenidas y planificar adecuadamente el resto del trabajo. 
El viaje de regreso fue otra etapa placentera, Luca manejó todo el trayecto y Claudia lo acompañó feliz de poder recostar su cabeza sobre el hombro de su ser querido.
Se sienten plenos,  ambos no pueden creer lo que están viviendo. Claudia prepara una cena romántica y, a la hora de los postres, le regala una media medalla de plata sin saber el rol que desempeñará este presente en la vida de su amado.
Se complementan perfectamente y disfrutan cada instante, pero llega el momento de continuar con la tarea.  Luca no quiere exponer innecesariamente a Claudia, después de un complicado  proceso de convencimiento logra  que se quede en Bs. As. para ser su apoyo, con el compromiso de que su regreso no demorará más de una semana.
Recurre a sus contactos para realizar la pericia del frasco, los resultados no lo sorprenden: Las huellas pertenecen a Darío Mendez, médico cirujano al que se le había cancelado la matrícula por mala praxis… 
Camino a cumplir con el objetivo hace un alto y visita a Gerez.  No le resulta fácil afrontar la situación pero, luego de una prolongada conversación,  logra hacerse comprender. 
El regreso al poblado es acompañado de una copiosa lluvia que enrojece aún más el suelo.  Luca luce diferente: Con  algunas canas que lo hacen lucir algo más adulto, lentes y un par de zapatos modificados que provocan una suave renguera artificial.  Se registra en la pensión con un nombre falso y en conversación con el dueño confirma que el médico del centro asistencial trabaja allí bajo una identidad falsa: lo conocen por Martín Pérez.  Aprovecha el diálogo para comenzar a sembrar su cebo: De paso por el lugar está interesado en saber si existe alguna familia dispuesta a ceder un bebé ya que su esposa y él están buscando adoptar. 
Bajo la imagen de un falso visitador médico, llega al centro asistencial bajo la excusa de dejar muestras del laboratorio que representa. 
Logra acceder al médico sospechado, sin saber exactamente porque, la imagen lo impacta y percibe un extraño escalofrío al verlo. Evita exteriorizar cualquier señal y comienza la presentación procurando limitar la charla técnica y derivarla rápidamente a la búsqueda de algún bebe para adoptar, su interlocutor dice desconocer esta posibilidad y la conversación continúa con  la situación de pobreza  y las carencias de infraestructura que tiene el lugar.  Luca finaliza con el comentario de que permanecerá algunos días en el pueblo para seguir averiguando la posibilidad de adoptar un bebé.
A la espera de alguna noticia vuelve a recorrer las inmediaciones.  Esta vez todo luce distinto.  Lo golpean la pobreza y las carencias de las personas, sobre todo la de los chiquillos que, generalmente descalzos, parecen mayormente desnutridos, se pregunta si esta no es una forma cruel de discriminación. 
Transcurren dos días entre el tedio y la ansiedad, luego de conversar sobre su búsqueda con varios parroquianos empieza a preocuparse por la falta de resultados.  Comienza a sentirse abatido, a dudar sobre la efectividad de lo planeado…

viernes, 2 de noviembre de 2012

Comienza la investigación




Carla, Claudia y Luca escuchaban atentos las palabras del Padre Agustín:

-Fue un amor intenso, profundo… Ella era muy blanca de  ojos azabaches  y cabello negro, con ese acento güaraní que acentuaba su sensualidad… Ya había decidido dejar el sacerdocio cuando llegó otro traslado que me alejó un tiempo…

El rostro de Agustín reflejaba su angustia, en tanto la hermana lo tomaba de la mano y Claudia hacía lo mismo con Luca.


-No le había confesado mi decisión…, quizá demoré demasiado y ella solo pensó que fue una relación fugaz… Volví al año decidido a comenzar otra vida y me encontré con que había fallecido… Me dijeron que había sido un cáncer fulminante.  Años después su hermana me confesaría que había muerto al dar a luz a nuestra hija; que le había pedido mantener el secreto y darla en adopción pero que ya no podía cargar más con semejante peso…

El relato fue interrumpido por el llanto y sentido abrazo que entrelazó a los hermanos.  La penumbra, el silencio y la humildad de la capilla  le daban un toque adicional a la mística que reinaba en el ambiente.
En tanto, entre aturdida y absorta, Claudia no podía dejar de mirar el Cristo. Una figura casi perfecta en la que su creador, mediante un elaborado  tallado en madera, lograba expresar la pena y el dolor de la crucifixión. Tenía que hacer un gran esfuerzo por continuar concentrada en las palabras de Agustín.

-Cuando lo supe Morena tenía diez años, ya había aceptado a sus padres como los naturales. Que más podía hacer yo que cuidarla, protegerla y amarla en silencio…

-Y… Padre, usted me había comentado que tenía cierta información…

-Sí Ferranti, yo ya me había interesado por algunos casos de desapariciones que se venían dando en adolescentes en este pueblo y en algunos aledaños… Esto comenzó hace unos tres años, hay denuncias hechas pero ningún avance.  Lo que pude determinar es que hay un factor común en todos ellos: El centro de salud.  De hecho, mi hija se había hecho ver la noche anterior por un dolor abdominal…

-Bien, por favor, preciso que me de fotos de Morena y me deje por escrito  lo que sepa; con todos los nombres y apellidos ó apodos de posibles sospechosos.  También necesito que me consiga un frasco de algún medicamento para la cefalea o para el estómago, pero recuerde; tiene que ser un envase de vidrio…

-Como Usted diga Ferranti, le agradezco mucho.

Las mujeres se apartaron momentáneamente,  Agustín y Luca continuaron conversando sobre otros detalles de la investigación.
Claudia comenzaba a preguntarse que derivaciones podría tener la investigación y como continuaría su relación con Luca…