viernes, 24 de mayo de 2013

Comprobando la culpabilidad






Son demasiados golpes, pasa de la depresión a la indignación; su rencor aumenta al ritmo de las palpitaciones del corazón que parece a punto de estallar. Siente, como nunca, la necesidad de justicia.
Planifica una visita al departamento de Ignacio.  Averigua los horarios en los que trabaja en la facultad y se dirige al lugar durante su ausencia.  Tiene  las llaves del mismo y la esperanza de que no haya cambiado las cerraduras.
Prepara cuidadosamente la puesta en escena. Tiñe su pelo, viste un mameluco con restos de pintura y porta una escalera desplegable, rodillo y  pintura. No necesita utilizar la llave de acceso al lobby, nunca falta una persona gentil dispuesta a facilitarle el acceso a un pobre pintor con ambas manos ocupadas…
La llave de acceso al departamento no funciona. No será un impedimento, por precaución había llevado esas especiales, cortadas de un lado que facilitan los accesos difíciles.
Ingresa y es avasallado por viejos recuerdos, se sobrepone de inmediato, sabe que tiene que cumplir su objetivo lo más pronto posible.
Conoce a la perfección cada espacio, sabe cuales son los destinados a ocultar objetos.  Desarma el taparrollos de la ventana, caen algunos dólares y euros y también un folleto de vestidos de novia…
Cae de cuclillas, abatido y terriblemente mortificado por una realidad que está siendo especialmente cruel con el, que lo vuelve a castigar una vez más, que lo hace sentirse culpable; terriblemente culpable.
Vuelve todo cuidadosamente a su lugar. Sabe que no tiene pruebas suficientes para incriminarlo. Además habría que reabrir un caso que ha sido dado como causa cerrada. En el poco tiempo que queda busca, sin éxito,  el arma asesina.  
Se convence que no hacen falta más pruebas: Ignacio es zurdo, tiene la estatura y envergadura suficiente como para haber realizado el corte tal como fue hecho, el folleto con la foto del modelo que lucia Claudia, la actitud de Valentino, su antigua relación…
No comprende como se puede pasar del amor al odio, no entiende y no logrará hacerlo; por eso se concentra en los hechos, en pensar como hará justicia por su amada.
Regresa a su hogar  estando al borde de sus fuerzas y del estado racional normal...  Va en busca de ese alcohol que es cada vez más frecuente y abundante convencido que la embriaguez le permitirá elaborar el acto de venganza que precisa, uno que pueda ir ejecutándose tanto, o más lentamente, que la agonía de Claudia…


                                                             Peregrino


6 comentarios:

  1. ESCALOFRIANTE!!!!
    espero que Luca pueda saciar su necesidad de venganza antes de que él mismo se destruya!!!!!!

    TE SIGO PEREGRINO!!!!!!!!!!!!!!!

    ABRAZOS

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    1. Veremos que sucederá... Gracias por Peregrinar junto a mí Diana. Abrazo

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  2. Ufff!!! Es tan duro como real. Pienso en la cantidad de gente que de un momento para el otro pasa del Cielo al Infierno sin sucesión de tiempo. Muy bueno, Osval! Abrazo grande!

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    1. Gracias Bee,es muy cierto, muchas veces cuando menos lo esperas la vida te sacude cruelmente. Gracias por estar siempre. Un abrazo

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  3. Bueno, siempre se piensa que la justicia funcionará,que los culpables terminarán pagando sus delitos pero cuando no se resuelven justamente las cosas, se pierde la razón, se deja de creer y desaparece la razón. Espero el final para saber como se resuelve.

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    1. Tal cual "Anónima". Faltan pocos días y el misterio se develará... ¿Luca hará justicia por sus propias manos o buscará otros medios para saciar su sed de venganza...?

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