viernes, 12 de abril de 2013

Desconcierto








La cantidad de sangre derramada es atroz, sabe que no podrá hacer nada para recuperar a su amada, solo acompañarla hasta el último momento.   Se acerca, se sienta a su lado; toma su mano. Parece querer decirle algo, aproxima su oído y, con el último aliento, escucha susurrar “Valentino…”
Ya sin respirar y sabiendo que no había nada más por hacer Luca trata de superar el desconcierto.  No es fácil, está profundamente aturdido. Vienen a su mente imágenes de gratos momentos que se desdibujan prontamente superadas por el afloramiento de sentimientos encontrados: Los de felicidad vivida junto a Claudia y los de odio por esta situación inesperada, inexplicable.
Logra sobreponerse y ordenar su mente: Sabe que Valentino está a punto de salir del colegio, su primer día de clases.  También conoce que su situación es por demás complicada. 
Duda, no sabe a quien recurrir, opta por llamar a Carla, la mejor amiga de Claudia, y pedirle que vaya por Valentino y lo lleve a su casa; el avisaría al colegio que algo grave había sucedido con su madre.  Debía dar parte a la policía, en tanto tomaría fotos con su celular y trataría de obtener toda la información y evidencia que le permitiera abordar una investigación para dar con el culpable y, al mismo tiempo, demostrar su inocencia. Era plenamente conciente que estaba seriamente comprometido por las circunstancias. 
Duda un instante, evalúa poner en práctica sus conocimientos y enmascarar la escena para liberarse, no puede.  No debe quebrar su integridad, afrontará los riesgos; cree en la justicia.
Con dificultad digita el número de Carla, se comunica, no logra contenerse y un sollozo que lo asalta  le impide ocultar la verdadera situación; ahora es él quien tiene que contener a su interlocutora que desespera por acudir allí. Logra centrarla en la situación y hacerle entender que precisa de ella para contener a su hijo.  Corta, enfoca el cadáver y, temblando, toma algunas fotos.  No puede continuar, se desploma al lado de su amada y comienza a acariciarla.  El cuerpo se enfría y empalidece.  Un último beso, el adiós…
Se incorpora y busca elementos que le permitan tener una pista sobre el asesino.
Nada tiene lógica, mucho menos el vestido de novia que luce Claudia. No comprende el mensaje del autor del crimen; no imagina quien puede haber generado tanto odio ¿o fue un simple asalto? ¿Algo al voleo que salió mal?
La hipótesis queda inmediatamente descartada ¿qué ladrón o ratero andaría cargando un vestido de novia? No es un dato menor, indudablemente es un claro mensaje del asesino. 
No lograba reconocer enemigos en las relaciones de Claudia, él podía imaginar algunos. Se  atormentaba al pensar que podría haber sido victima de una venganza hacia su persona; que, indirectamente, hubiera sido el detonante de semejante atrocidad.
Permanecía allí entre absorto y herido con el convencimiento de estar ante la situación y el caso más difícil de su vida…

5 comentarios:

  1. Un agradecimiento a Rox Boyer por el aporte de imágenes y a la participación de Bee y Escarcha

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  2. me encanto,aparte es como muy fuerte el primer parrafo pero la verdad me encanto

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  3. Qué manera de empezar, mi amigo!!! Siento una mezcla de espanto, furia y ansiedad!!! Fenomenal comienzo!!! Un abrazo enorme!!!
    P/D: Bravo por la foto de Rox!

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  4. Gran comienzo, genio!!!!!!!!!!!!!
    ABRAZOS PEREGRINO

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  5. "Anónimo" Martín: Gracias por pasar, por leer y por tu comentario. Espero que te siga atrapando.

    Bee: Sí Bee, me costó mucho mantener esta "línea argumental" Claudia tenia muchos admiradores... Gracias por estar siempre Socia. Abrazo

    Diana: Gracias, lo de "genio" me encantó; es un enorme halago. Abrazo

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