viernes, 26 de octubre de 2012

Por Asalto




La noche había caído sobre la posada. El cielo estrellado semejaba un bello mural coloreado por las manos maestras de un talentoso pintor.
Acodada en la ventana de la habitación, Claudia no podía dejar de pensar en Luca. Los sentimientos encontrados disputaban una batalla que le minaba el corazón. La desaparición de la joven misionera la había regresado al infierno, pero la posibilidad de tentar a Luca con la investigación y el hecho de lograr una nueva oportunidad con él, no la dejaban indiferente.
Comenzó a divagar por el cuarto y decidió aguzar el oído con la intención de escuchar la actividad que se desarrollaba en la habitación contigua.
De pronto todos sus músculos se tensaron. Una vieja canción sonó al otro lado de la pared. La voz sensual de Ella Fitzgerald entonando Summertime la dejó sin aliento.
Él aún estaba despierto. Todo su cuerpo lo intuía. Un arrebato salvaje se apoderó de sus entrañas.
Decidió que aquel era el momento. Se cubrió con una manta y salió al pasillo.
Se detuvo frente a la puerta de Luca e inspiró profundamente. Golpeó dos veces y esperó.
El rostro adormilado de Luca se asomó por la rendija. La miró extrañado.
-¿Pasa algo? –balbuceó con voz ronca.
Claudia empujó la puerta y sin más lo besó en los labios. Él respondió sin titubear. Las manos hurgaban los sitios que tantas veces habían deseado. Demasiado tiempo de caricias contenidas y sabores no testeados.
Ella sentía que no podía detenerse. Lo despojó de la remera y lo arrojó sobre la cama. Enlazados en un desenfrenado abrazo, ambos rodaron sobre las sábanas.
Maravillado por la suavidad de la piel de aquella mujer, Luca supo que ya no había retorno. Comprendió que la única que vez que habían estado juntos, no había sido producto de una cuestión exclusivamente visceral.
La amaba. No podía permitirse seguir escondiendo ese sentimiento. Su pasado con Gerez era un asunto terminado. Toda esa oscuridad debía quedar atrás.
Él era el artífice de su propio destino y estaba decidido a llevarlo a cabo.
Presentía que Claudia era la mujer que la vida le estaba obsequiando.
Se miraron a los ojos y no fue necesario decir nada. Como los sobrevivientes de una tenebrosa catástrofe, se aferraron entre sí y dejaron que las emociones fluyeran plenas y desbordantes.
Se consumieron en un laberinto de frenética pasión.
El amanecer los encontró abrazados. Luca dormía plácidamente sobre el pecho de Claudia. Ella disfrutaba con los haces de luz solar que iluminaban el cabello de su hombre.
Estaba radiante. Sonrió. Ya no quedaba nada de la mujer trémula que vivía mortificada ante sus propias cavilaciones.

                                                                    Bee Borjas

5 comentarios:

  1. Estimada Bee: Gracias por tu aporte y por compartir. Abrazo

    ResponderEliminar
  2. me ha encantado!!!!! me gustó mucho que el personaje de Clara fuera la que tomara la iniciativa y el despertar con la cabeza de él en el pecho de ella confirma que la mujer tiene las riendas!!!
    FASCINANTE!
    Aplausos Bee!

    ResponderEliminar
  3. Esperaba este encuentro. Me encantó la narrativa descriptiva del capítulo!!!

    ResponderEliminar
  4. Escarcha: Gracias por pasar y por participar. Medio "feminista" tu posición ¿no? Ja, Ja :) Abrazo

    "Anónima": Muy de acuerdo contigo, el estilo de Bee es muy particular y muy agradable, precisamente por ello su aporte para este capítulo y otro muy próximo. Abrazo

    ResponderEliminar
  5. MUY LINDO!!! SE DEBIAN EL ENCUENTRO, LUCA QUEDO FASCINADO CON LA INICIATIVA DE CLARA. FELICICIONES!!

    ResponderEliminar