viernes, 20 de abril de 2012

La Familia



Día agitado.  No termina de llegar a su casa y debe regresar a la oficina.
     -Buenas....
     -Oficial, ¿no había terminado su turno?
  -Lo nuestro nunca acaba, Juárez. Unos malandras me hicieron la “salidera”                 del cajero, herí a uno de ellos.
-¿Usted está bien?  
-Zafé por milímetros nomás, todavía siento el zumbido de los disparos y... Mirá, sí. Me acabo de dar cuenta de que me perforaron el impermeable.  ¡Che! Ya no se puede vivir tranquilo.  ¡Rateritos de mierda!
-¿Le robaron algo?
-¡Nada, ni para eso sirven estos truchos.....! 
-Tranqui, oficial. Déjeme un detalle y disfrute de su viaje, nosotros nos encargamos.
-Gracias Juárez, sabía que podía contar con usted.
-¡Perdone, Jefe!  En el caso de las prosti, ¿se conoció el resultado de las pericias?
-¿El Juez no había pedido la opinión de ese famoso perito...? ¿Cómo se llamaba.....?
-Ferranti.
-¡Sí, ése,  Ferranti!
-¿Todavía no dio su informe?
-No, todavía no.

   ¡Ahora sí, rumbo a casa!  Sin lluvia, sin ladrones –eso esperaba-, transitó Hernández rápidamente, Arana y (por fin) la apacible Rodríguez. Su silencio y quietud, su arboleda añosa: paraísos, juncales, tropicales.  Un lugar increíble. Una hermosa vivienda.  Rodríguez, entre Belgrano y Moreno. 
   Frente enrejado cubierto de glicinas, dos portones de apertura automática, uno a la entrada, otro hacia el garaje.  Senderos internos adoquinados, ingresa al garaje donde abandona el Ford  color plateado que le permite movilizarse cómoda y rápidamente.
   La casa- mansión. Dos plantas sobre columnas señoriales, frente liso y blanco, grandes ventanales, balcón con balaustrada.  El interior más que confortable: piso tarugado de madera, hogar a leños, amplias habitaciones, tres dormitorios, dos baños, cocina que da al jardín posterior, living comedor y recepción integrados con vista al parque anterior.  Puertas divisorias de madera lustrada, las mejores alfombras y la escalinata en mármol de Carrara.  Luz difusa y focos dicroicos en los lugares precisos.  Acordes de “ Hey, Jude” por el eterno grupo favorito de los dueños de casa.  Amplios jardines externos: canteros con fresias. Flores silvestres, anémonas japonesas, violetas de los Alpes, lágrimas de la virgen y otras especies en armonía con el diseño y estilo del lugar, obra y resultado de Zacarías, diseñador de parques y jardines, que había logrado mantener todo impecable a pesar de las andanzas de Fiera, la mascota de la familia.  Nunca un nombre mejor asignado: Fiera, era un perro sumamente agresivo para cualquier extraño que se acercara a la mansión, pero el más dulce y juguetón para los habitantes de la casa.  El único que había sido capaz de doblegar rápidamente su agresividad había sido Zacarías, quien ganó su simpatía desde que se incorporara a la casa, el año anterior. ¿Será que los animales también tienen sus preferencias…?
-¡Hola! ¿Hay alguien en casa?
   Silencio total...    Un fuerte aroma agradable ejerce una atracción irresistible.  Como llevado de la mano (¿de las narices?) se dirige hacia la cocina. ¿Albahaca? ¡Sí, su plato preferido! Y detrás de él la única autora posible: Nidia, su esposa.   Estatura mediana, tez blanca, ojos acarameladamente castaños y grandes, pestañas pronunciadas, nariz pequeña y redondeada, labios delineados, sonrisa acentuada por su blanca dentadura, cabello rojizo procurando matizar su edad.
-¡Hola! ¡Pensaste no había nadie!, ¿eh?  Le di franco a Estela, adivina por qué.
-¿¿¿¿Mmmmmmm????  ¿Por el postre luego de los fideos al pesto?
-Son años, ¿no?  Ya no logro sorprenderte.
-¡Cómo que no, mi amor! ¡Siempre me sorprendés! Y tu maridito hoy merece un premio tan especial como el que me sugerís.  Acabo de sacudirme a dos malandras que quisieron robarme.
-¿¡Dónde!? ¿Estás bien? ¡Contame qué pasó!
-Nada, parece que estaban haciendo salideras y me tocó el turno. No se imaginaron con quién se iban a encontrar.  Me siguieron hasta Camino de Cintura, me encerraron y, como los vi seguirme desde el cajero, me encontraron preparado.  Herí a uno de ellos, dos principiantes, no sé si menores, todavía.  Lograron escapar, no quise perseguirlos.  Tenía el dinero, no me habían dado...  No quise más complicaciones.  Volví a la seccional, dejé los datos para la denuncia, por eso me demoré un poco.
-¡Qué país imposible, Carlos!  Por suerte nos vamos de vacaciones.  ¿Entendés ahora los planteos de Claudia y Hernán para radicarse en el extranjero?
-Los entiendo pero no puedo resignarme a tener contacto únicamente vía Internet.  Si no los veo lo suficiente ahora que habitamos el mismo techo, no quiero imaginarme si vivieran en el exterior.
-Y ¿qué pretendés?  Claudia se esfuerza por cursar cuanta materia pueda para recibirse cuanto antes, Hernán sigue tus pasos.  Hasta que los chicos se reciban y vos te jubiles se continuarán viendo por momentos como hasta ahora.
-¿Eso es un reclamo?
-No, es simplemente otra realidad de este país que nos gusta pero nos duele ¿o no es lo que vos siempre decís?
-Es así Nidia, no le demos más vuelta a la cosa, el día que crezcamos y podamos confiar en nuestras instituciones y dirigentes....
-¡Eh! ¿me estás hablando de ESTE país?
-Sí, Nidia, HAY un país posible.
-¡Mejor vamos a comer! Y empecemos las vacaciones desde ahora, pensá que mañana ya no tenés que madrugar y que en momentos nomás estaremos todos juntos saliendo hacia tu querida  Mendoza.
-¿Qué vacaciones?
-Bueno, sí, ya sé que vamos por los papeles.
-Me gustaría que entiendas que es NECESARIO proteger nuestros bienes y que la inscripción como bien de familia de la finca nos soluciona el de principal valor.

   La siesta siempre resulta reconfortable, máxime cuando sólo se puede disfrutar de ella en fines de semana o vacaciones. 
   Claudia y Hernán llegaron sobre las cinco,  apurados en preparar sus pertenencias. 
   Ella, pequeña, de rasgos ingenuos, físicamente casi un calco del  padre pero con un halo de misterio que invitaba a conocerla, de carácter tan firme y  tierno como la situación lo demandara.  Quizá por eso lograba relacionarse con tanta facilidad y con gente tan diversa.  Con una inteligencia admirable, de gran poder y capacidad deductiva, según sus docentes de la Universidad.
   Él, con rasgos e idéntica capacidad de resolución de Carlos.  Avasallante, ambicioso, pujante, intempestivo, musculoso, esbelto y vigoroso.  Saludó a sus padres a la distancia.  Desde el corredor, caminó a su dormitorio  para quitarse el uniforme.
   Claudia despertó a sus padres con un beso y se dirigió a su habitación a ordenar la ropa que llevaría para sus mini vacaciones.

5 comentarios:

  1. sigo sumergida en la historia!!!!!
    espero continuación!

    abrazos para los dos, Myriam y José

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    1. Mil gracias por tanto cariño!!! Seguimos el viernes con el capítulo 3!!! Un beso

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  2. Hola a los dos!!! Hoy debuto con el libro! Qué nervios!!! Estoy junto a ustedes. Felicitaciones! Sigo leyendo!

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  3. ¡Gracias Chiquis...!!! Las entregas serán los días viernes, el suspenso viene en cuotas y se estira hasta la primer semana de agosto...

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  4. Gracias Bee!!! Sé por Osvaldo que escribís espectacularmente bien. Espero leer algo tuyo no digital.

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